Más allá del conflicto civil: Comprendiendo la crisis en Haití y el camino a seguir.
Por Eugenia López Uribe, Directora Regional de IPPF ACRO
La última de las crisis en Haití es un reflejo de cómo el colonialismo e intervencionismo tienen consecuencias graves y siguen actuales en las Américas y el Caribe.
Los últimos episodios de violencia de la isla le dieron la vuelta al mundo rápidamente a través de los medios de comunicación que explotan la imagen de un país permanentemente en crisis, sin recordar las razones para eso. Este abordaje insuficiente dificulta no sólo entender el contexto sino también pensar respuestas eficaces a él.
En Haití vemos reflejados los estragos de una historia colonialista fuertemente sustentada en el racismo y el esclavismo, del intervencionismo del norte global, en los desastres naturales exacerbados por el cambio climático, en el vacío democrático de un Estado ilegítimo y una articulación internacional que se ha negado históricamente a trabajar en conjunto con actores locales para encontrar soluciones. Como organizaciones y personas que trabajamos por los derechos humanos, es nuestra responsabilidad priorizar una respuesta más concreta al pueblo haitiano, y articular una estrategia de mitigación de los efectos sociales y políticos en el resto de la región.
En términos de migración, por ejemplo, según las Naciones Unidas, de los 11.5 millones de habitantes de este país, al menos 35,000 han huido de sus hogares desde el inicio del 2024 por la creciente crisis, y más de 362,000 han sido desplazadas por la violencia. Según datos de Human Rights Watch, más de 63,000 personas provenientes de Haití cruzaron el paso de Darién, uno de los puntos más peligrosos de la ruta migratoria hacia norteamérica, entre enero de 2022 y noviembre de 2023, poniendo en riesgo sus vidas para escapar de lo que sucede en la isla.
Como contraparte, según la Organización Internacional para las Migraciones, en marzo de este año, 13,000 personas fueron forzadas a volver, en medio de la crisis que se desarrolla. Esta cifra es 46% mayor a la del mes de febrero.
No podemos tampoco obviar el papel de la industria armamentista que crece a costo de las vidas de miles de personas en situaciones vulnerables. Haití es parte de una lista de territorios que buscan sobrevivir en situaciones de conflicto armado y violencias alrededor del mundo, como Palestina, Yemen, Sudán, Congo, Siria y Afganistán, por nombrar algunos. En los últimos meses hemos visto movilizaciones poderosas y significativas que nos acercan a la realidad de África y Medio Oriente. Sin embargo, hoy tenemos una situación humanitaria en nuestra región que también requiere nuestra atención y recursos.
La salud sexual y reproductiva de todas las personas, pero más aún de las mujeres y niñas, en toda su diversidad, se han puesto en riesgo inminente. La Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, advierte que si la situación continúa así, 3.000 mujeres embarazadas no podrán acceder a la atención médica que necesitan. Esto significa que casi 450 mujeres podrían tener complicaciones durante el parto que podrían poner en riesgo sus vidas.
Además, en Haiti crece aún mas el riesgo de ser víctimas de agresión y abuso sexual. La falta de acceso a servicios de atención a la violencia de género en los campamentos de desplazados internos agrava la situación de las víctimas y las expone a un mayor riesgo de sufrir nuevos abusos.
En el pasado, los esfuerzos por “apoyar” a Haití han sido muchos. Sin embargo, no han involucrado de manera significativa a la población del país y a los grupos y organizaciones locales que llevan décadas mitigando las secuelas de la inestabilidad. Quienes tienen la experiencia y conocimientos sobre la raíz de las problemáticas que enfrentan son aquellos que las viven. Es urgente no sólo involucrarles en las soluciones, sino seguir su liderazgo, invertir en las estrategias que consideren prioritarias y atender sus demandas por transparencia y rendición de cuentas durante todo el proceso.
Lo que sucede hoy en Haití es, ante todo, el resultado del colonialismo que ha impedido el desarrollo y construcción de un Estado independiente. Para desescalar la violencia y restaurar el daño en situaciones como la de Haití, algo que podemos aprender de su misma historia es la urgente necesidad de escuchar, potencializar y financiar esfuerzos y estrategias locales para, así, comenzar a construir un camino hacia la paz y la estabilidad.
Este textp fue escrito por Eugenia López Uribe, Directora Regional de IPPF ACRO.
Eugenia es una defensora experimentada de la igualdad de género y los derechos sexuales y reproductivos, promueve la innovación en la prestación de servicios de salud desde una perspectiva de derechos humanos. Ha trabajado con personas rurales e indígenas, adolescentes, jóvenes, poblaciones LGBTQI+, trabajadoras sexuales y mujeres con VIH en América Latina y el Caribe.
when
country
Haiti
region
Las Américas y el Caribe
Subject
Sexual Health, Humanitarian
Related Member Association
Association des Sages-Femmes d'Haïti (ASFH)